Se fue otro año, un gran año. No sé si bueno o malo, se que fue importante porque le dio un giro a mi vida, me pasaron muchas cosas; algunas personas se fueron otras volvieron de forma inesperada y a las que le debo todo siempre se mantuvieron ahí conmigo, por todas ellas se que voy a poder comenzar bien el año y les agradezco tanto por haber estado cuando creía que ya no había salida, que mi camino había llegado a su fin. 
¿Qué aprendí? pregunta importante. Todo y a la vez nada, aprendí que todo cae por su propio peso y que las cosas son como tienen que ser. Y que si hay algo en mi vida que no me gusta, tengo que cambiarlo o al menos intentarlo. Todo llega y todo pasa, hay que disfrutar de los buenos momentos y de los mínimos destellos de felicidad porque el día de mañana te podes dar cuenta que esas fueron las cosas que marcaron tu vida y las que realmente importan. También aprendí que el que uno quiera lo mejor para el otro no significa que éste busque lo mismo para vos. Sé que tuve muchas cosas negativas de las cuales no me arrepiento pero si creo que me ayudaron a comprender muchas cosas. 
¿Cambié? si, bastante diría yo... mas allá del aspecto, ahora miro las cosas con otra perspectiva y comencé a optar el positivismo como un arma letal en mi autoestima. 
CAMBIAR ES CRECER.
Y como cierre de este año llegó algo no tan inesperado pero muy significativo en mi vida. El año comenzó y fue pasando no de la mejor manera, pero luego dio un giro de 180 grados y, me atrevo a decir que, fue uno de los mejores años de mi vida. No voy a olvidar nada y siempre voy a estar agradecida de mis acompañantes, porque no logré nada de esto sola, a ellos GRACIAS